Para entender desde un punto de vista español de qué clase
de libro estamos hablando, lo mejor que se me ocurre es decir que este es un
libro tipo “Jesús Cacho”. Un reportaje periodístico sobre las luchas internas
de poder dentro de la Casa Blanca el tiempo que va desde la elección de Donald
Trump hasta la dimisión de Steve Bannon.
El libro está escrito a base de filtraciones. El autor, como
él mismo reconoce en el libro, y como además ha reconocido después en multitud
de entrevistas, durante mucho tiempo se ha dedicado a observar, como “insider”,
desde dentro de la casa blanca, qué era lo que pasaba allí. Pero también se ha
dedicado a hablar con mucha gente. Durante ese periodo se ha entrevistado con
mucha gente despechada, enfadada, molesta y ensoberbecida. Porque en la Casa
Blanca, ya sea la de Trump o la de Obama, como en cualquier sitio en el que
se ejerce el poder, entre los perdedores no hay es más que eso: despecho. Y por
tanto una fuente de información. El resultado es que el libro está escrito con
claves muy reales.
La principal, tal vez la única utilidad del libro, es
conocer los porqués de Donald Trump. Algo muy importante para todos los que
tengan que manejar información política, porque las razones que mueven a actuar
a las personas y los motivos por los que operan son más importantes que la explicación
de las coyunturas. Michael Wolff explica muy bien todos esos pormenores y
ofrece claves que permitirán interpretar cómo va a operar Trump, cuál es su carácter.
En cuanto a la valoración que Wolff tiene del actual
Presidente de los Estados Unidos, yo diría que sólo le falta llamar loco a Donald Trump. Aunque
no lo haga explícitamente, lo hace de muchas maneras. El autor tiene un
profundo desprecio por Donald Trump. Se le nota en sus escritos, aunque no
tiene el valor de expresarlo claramente. El análisis de la personalidad de
Trump es verdaderamente exhaustivo, pero muy sesgado y parcial. Y no solo de Trump,
sino de todo su entorno familiar, y de todos los servidores públicos que le han
rodeado. Digo “han rodeado” porque las fuentes de información de Wolff son los
que se han ido, no los que están. El autor no tiene ninguna fuente entre los
que están.
El desprecio que Wolff tiene por Trump y su entorno familiar, ya sea su hija, su esposa, o su yerno Kushner, es el mismo que tiene por Steve Bannon,
como se demuestra en los improperios que le dirige en muchas páginas. Por
ejemplo en la página 227 le propina esta lindeza: “su tortura era de naturaleza
católica ‑la autoflagelación de un hombre que creía habitar un plano moral
superior al resto‑ y esencialmente misantrópica. Era un inadaptado antisocial a
caballo entre la madurez y la tercera edad; le costaba un esfuerzo supremo
llevarse bien con los demás, y no siempre lo conseguía”. El odio es tan patente
en este párrafo que Wolff, con tal de vejar a Bannon, nos insulta de paso a todos
los que somos católicos. ¿De verdad todos los católicos practicamos la “autoflagelación
de quien cree habitar un plano moral superior al resto”?
¿No será más bien al revés, que Wolff habita precisamente en
ese santuario? Porque en general estamos ante un libro lleno de faltas de
respeto. A Richard Spencer le insulta directamente y sin rodeos en la página
184: “iba camino de convertirse en el neonazi más famoso de Estados Unidos
desde George Lincoln Rockwell”. Pero la falta de respeto vende. Insultar vende.
Desde la página 333 en adelante el libro es una soflama.
Constituye una continua revelación de información periodística, obtenida “off
the record” pero publicada (Wolff respeta el secreto de la fuente pero no el
contenido de la información) en la que se aportan pistas para un “impeachment” de Donald Trump obtenidas en conversaciones privadas.
El libro tiene aquí una clara utilidad marginal, que es facilitar de modo
sesgado e insidioso materiales para la investigación que permitan la
destitución del Presidente. Me parece que el asunto es evidente y que en la
redacción supuestamente periodística constituye cierta mala fe ocultar dicha doble utilidad.
El libro sirve para comprender cómo es el moderno
mercado editorial. No sólo es cada vez más insultante, más partidista, menos
objetivo y más sórdido, sino que, en la práctica, habiendo sido publicado en
febrero de 2018, dos meses después de haberse publicado ya está anticuado. Escribo
esta crítica 24 de marzo de 2018. Es decir, que en 2 meses el libro ya requiere
nuevas claves de interpretación política, porque Trump ya ha puesto en marcha
lo que el autor denomina “guerra omnicomprensiva contra China”. Es un párrafo
francamente bueno del libro, que no me resisto a transcribir, el que está en la página 382:
“para Bannon, cuando no para Trump, el eje del trumpismo era China. La historia
de la siguiente generación, creía él, ya estaba escrita, y era la historia
sobre la guerra con China. Guerra comercial, guerra en los mercados, guerra
cultural, guerra diplomática... sería una guerra omnicomprensiva que pocos en
Estados Unidos entendían que había que librar, y para la que prácticamente
nadie estaba preparado”.
El libro está muy bien escrito. Las tramas están muy bien
ensambladas. La redacción es dinámica. Se lee muy fácilmente.
Quisiera decir una palabra sobre la traducción. Me parece un
libro con una traducción excelente. Son cuatro traductores (Maia Figueroa
Evans, Jesús Gómez Gutiérrez, Julio Ignacio Hermoso Oliveras y Antonio Rivas
Gonzálvez). Han hecho una gran trabajo.
Sobre la edición, encuadernada en tapa blanda y papel pobre, lo
que me parece más relevante es que sólo he encontrado una errata. Me parece un
trabajo bien hecho y merece un elogio específico.
Mi juicio global sobre el libro no es muy bueno. Lo que le
queda al lector en el espíritu es una pobre impresión de Trump y de su
familia. En mi opinión eso es exactamente lo que el autor va buscando. Pero eso
convierte el libro en un trabajo que no es periodístico sino pura chismorrería,
porque silencia cuestiones de extraordinaria importancia:
Silencia absolutamente, sin dedicarle una sola
palabra, la lucha de Donald Trump y de todo el partido republicano para derogar
llamado “Obamacare” y los términos en los que esto se produjo.
Silencia absolutamente
y tampoco dedica ni una sola palabra al éxito de la reforma fiscal y
consiguiente incremento de la productividad y de la inversión empresarial en
los Estados Unidos, que es obra de Donald Trump.
Hay otros silencios clamorosos
(Corea, Israel, etc.) que no puedo mencionar ahora, también de una gran
importancia. Resulta así que carece completamente de objetividad porque sólo
cuenta lo negativo.
En
suma, y en mi opinión, estamos ante un libro escrito por un izquierdoso que no
quiere presentarse como tal y que se esconde detrás de una objetividad sólo
aparente con la única finalidad de desprestigiar a Trump. Pero eso ya lo
sabíamos cuando empezamos a leerlo. Solo lo hemos confirmado después de una
lectura muy atenta y muy subrayada. Michael Wolff, en mi opinión, no es un buen
periodista, porque carece de objetividad. Sólo domina el mercado del chismorreo
y su único mérito es que escribe extraordinariamente bien. La redacción del
libro es fantástica. Será muy útil su lectura para los que tengan interés en
conocer el carácter de Trump y los intríngulis de la Casa Blanca. Pero los que
quieran conocer la política de verdad tendrán que acudir a otras más fuentes,
porque Wolff ha silenciado muchísima información.