Luis de Guindos cuenta su película

Luis de GUINDOS JURADO, España amenazada. De cómo evitamos el rescate y la economía recuperó el crecimiento, Ediciones Península, Madrid, 2016.

Este libro supuestamente está escrito por Luis de Guindos Jurado. Pero no me creo que sea así. Mientras el libro se ha gestado y se ha escrito, el mencionado señor ha sido y aún es a día de hoy (15.10.2016) Ministro de Economía y Competitividad. Sencillamente no me creo que él haya escrito el libro. Es imposible que tenga tiempo. Y si lo ha tenido, es mucho peor: querría decir que no se ha dedicado al Ministerio. El libro está escrito en realidad por Concha Martín del Pozo. Dice la portada que el autor es de Guindos "con la colaboración de Concha Martín del Pozo". Me temo que necesariamente ha sido mucho más que colaboración. Con toda probabilidad la autora del libro es ella.

Lo mismo vale para el prologuista, Mariano Rajoy. Tiene gracia que todo un Presidente del Gobierno tenga tiempo para escribir prólogos. Como estoy seguro de que el mencionado señor no ha descuidado nunca sus funciones, es claro que alguien le ha escrito el prólogo. Incluso llego a dudar de si lo ha leído, porque cuando habla de "la tranquilidad que nos brinda nuestra la situación actual" no dice ni una palabra de que España es un país endeudado -de momento- hasta el 101% del PIB. Es imposible estar tranquilo en estas circunstancias. Del 24% de paro sí habla, para lamentarse de que exista. Y esto es increíble, porque parece que ha sido otro el que durante los últimos 5 años ha llevado el timón de la economía.

Me ha llamado la atención que de Guindos pase de puntillas sobre su primitiva condición, antes de entrar en el gobierno de Rajoy, de miembro del Consejo Asesor de Lehman Brothers para sus actividades en Europa. Y de que en 2006 fue nombrado director de la filial para España y Portugal de ese banco estadounidense de inversión, banco en el que trabajó hasta su quiebra. De Lehman todo lo que dice es para exculparse (página 22): "En la caída de Lehman, la filial europea y mucho menos la española tuvieron poco o nada que ver, ya que las estrategias se fijaban en la sede de Nueva York. En España, de hecho, apenas se colocaron productos estructurados y lo poco que se hacía era a través de los bancos nacionales". Nada más, para un asunto que casi se lleva el sistema financiero de Estados Unidos por delante (véase Ben S. Bernanke, "The Courage to Act: A Memoir of a Crisis and its Aftermath", W.W. Norton & Company, 2015).

También me ha llamado la atención la falta de coraje del autor para citar por su nombre a MAFO (Miguel Ángel Fernández Ordóñez) o a Jaime Caruana. Las citas en el libro contra las actuaciones del Banco de España, y en particular de su Gobernador, son muchísimas (por ejemplo, página 90: "se podía esperar del Banco de España un conocimiento bastante exacto de la situación de las Cajas de Ahorros". Y en la página 143, sobre las preferentes: "todo ello ante la pasividad de los supervisores y la falta de explicaciones posteriores sobre por qué no le pusieron coto a este producto financiero envenenado"). Pero el nombre del Gobernador en cada caso ignorante o negligente, no figura.

Lo que contrasta, y no poco, con el tratamiento que da a Rodrigo de Rato. Es, por lo visto, culpable de todo. Incluso aunque lo sea, lo que no creo, porque los problemas de Caja Madrid (luego Bankia) son muy anteriores a Rato, me resisto a entender cómo es posible que quien primero fue Secretario de Política Económica y Defensa de la Competividad bajo Rato, y luego Secretario de Estado de Economía, también bajo Rato, le dé un tratamiento tan peculiar a la persona que fue el mentor de De Guindos durante toda su carrera política.

Apenas hay críticas en el libro al sistema de cajas de ahorros. Se ha de tener en cuenta que, según Wikipedia, de Guindos en 2011 trabajaba para el consejo de administración del Banco Mare Nostrum hasta su dimisión para entrar a formar parte del gobierno de Rajoy. Y el Banco Mare Nostrum era el SIP (sistema institucional de protección) de cuatro cajas de ahorros: Caja Murcia, Caixa Penedès, Caja Granada y Sa Nostra.

Ni una crítica tampoco al sistema político de comunidades autónomas. Ni a la actuación disgregadora de la generalidad catalana. Todo un capítulo dedicado al rescate de las comunidades autónomas (páginas 61 a 73), y ni una palabra para la maldad intrínseca del sistema. 

"No militaba entonces en el PP (tampoco ahora)" dice en la página 32. Pues será una cuestión formal. Porque es imposible ser más pepero. En la misma página 32 él mismo dice: "Rajoy, por ejemplo, me pidió que coordinara la parte económica del programa electoral del PP para las elecciones de 2004". O sea que, militante o no, no sólo es pepero, sino que es (i) histórico y (ii) del aparato.

Todo el libro es una exculpación continuada de la política del mal menor, o sea, de cómo no tener una política. Todo lo plantea de Guindos como si no hubiera habido otra alternativa. Pero lo cierto es que no es así: había una política. La política de Mariano Rajoy: "Nos movíamos, como nos sucedía prácticamente siempre por aquel entonces, hacía la búsqueda del mal menor".

El libro está escrito de modo muy vital, como quien ha vivido los problemas ("El mes de mayo de 2012 viví prácticamente en el Falcon") pero nada más. Recomiendo que si alguien va a leer este libro, lo haga con Wikipedia al lado para contrastar los hechos y contar así con un antídoto que le permita rememorar las muchas otras opciones de política económica que hubo en cada momento, además de las políticas del "mal menor". Escribir la historia desde el Ministerio por el propio Ministro no es buena receta para la objetividad. Pero su lectura es buena para entender cómo funciona el mundo real. Algo que no tiene nada que ver con la necesaria objetividad de toda política, también de la económica.

De Guindos termina como si los problemas se hubiesen arreglado. Página 153: "España debe seguir adelante con el proceso de reducción de déficit y de la deuda públicos". ¿Pero de qué está hablando, si él mismo dice en la línea siguiente que "la deuda pública es lo que ha quedado al retirarse la marea de la crisis?". Cree el Ministro que los problemas financieros se arreglan con metáforas ("la marea") y no con dinero. Las metáforas siguen: "Son los restos del naufragio. Explicar la verdad de cómo hemos llegado a rozar el 100% del PIB es una buena guía de las situaciones a las que no se debe llegar". El Ministro está mal informado: la deuda pública es ya más del 100% del PIB. Se ve que el libro lo cerraron antes del verano. No es que no se deba llegar al 100% del PIB: es que hace meses que se ha llegado, siendo él el Ministro. No son los restos del naufragio. Al naufragio nos lleva él. Se producirá inexorablemente, gracias a las políticas del mal menor, en cuanto suban los tipos de interés y no se puedan pagar los intereses del enorme volumen emitido de deuda pública. No falta mucho: basta con que suba un poco más el precio del petróleo y con él la inflación. El euro está en las manos de la OPEP. 

Eso todo el mundo lo sabe pero no conviene decir nada. Se trata de seguir adelante sin tocar el Estado del Socialismo. Sobre eso de Guindos sí es muy claro (página 150): "Las partidas destinadas a Sanidad y Educación, más las prestaciones por desempleo y las pensiones, han elevado su peso con relación al PIB en el balance de los cuatro años de Gobierno de Mariano Rajoy". Pues mientras esas partidas sigan creciendo, dado que la presión fiscal es tal que si la fiscalidad aumenta la recaudación disminuye (porque disminuye la actividad empresarial), se está reconociendo que el incremento de la deuda, único modo de pagar los dispendios públicos, es responsabilidad del Gobierno de Rajoy. La Historia reescribirá entero este periodo, y, salvo en las anécdotas, no se parecerá en nada a lo que cuenta de Guindos. 

La veneración del principio de legalidad

He leído con atención las memorias de Ignacio GORDILLO, redactadas por la periodista Irene VILLA. Las leo con cierto retraso (el libro es de 2011 y lo he comprado en 2017). El efecto que se produce es que, si en 2011 podría considerarse un libro de actualidad y un manifiesto contra los efectos de la política de Zapatero en relación con ETA, hoy el sabor es un poco distinto, porque el tiempo permite discernir de otra manera los argumentos.

Es básicamente una relación de sumarios. Salvo la parte primera, en la que las vivencias del autor son la cuestión, todo el resto del libro está documentado con la certidumbre de quien opera a base de Sentencias firmes y recortes periodísticos, tratando el pasado con rigor y exquisitez. Por tanto además de ante unas memorias, estamos ante una relación muy exacta de muchos hechos delictivos que se han producido durante décadas. 

Lo que yo deduzco del libro de GORDILLO es que estamos ante un adalid del principio "fiat Iustitia, pereat mundus". Él dice que la ley es igual para todos, pero lo que no señala es que esto no es así en todos los países. Son muchos los ordenamientos penales en los que la justicia criminal depende hasta sus últimas consecuencias de la existencia de una acusación que se ejercita en términos del llamado "principio de oportunidad". El caso paradigmático son muchos de los Estados Unidos de América, y nadie dirá que no se trata de una nación democrática. El principio de oportunidad consiste en que si el afectado o el Fiscal no formulan acusación, puede que haya habido delito, pero no se persigue. No se investiga. Y además el Fiscal en cuestión está sujeto al principio de obediencia a sus superiores, con lo que la oportunidad personal de la víctima, el ejercicio de la acción popular y la intervención de un Fiscal elegido por la gente con un equipo a sus órdenes y sin ninguna independencia, determinan un sistema de justicia penal que en la práctica es muy distinto al que existe en España. 

GORDILLO no lo dice, pero da claramente a entender que en sus tiempos -GORDILLO dejó la Fiscalía en 2010- el principio de legalidad estaba muy matizado por la existencia de una pasividad controlada, no sólo de los Fiscales sino también de los Jueces de instrucción. Es decir: el principio de oportunidad aparece en la medida en que el principio de legalidad viene acompañado del celo profesional del funcionario. Un celo que en su caso era más que relevante porque él mismo afirma en diversas partes del libro que el caso del secuestro de Segundo Marey se reinició por una denuncia que puso él mismo. Ese celo es el "leit motiv" inconsciente de todo lo que está escrito. La necesidad de que siempre y en todo caso "el que la hace que la pague", lo que GORDILLO formula como "la ley ante todo" o "la ley es igual para todos". A GORDILLO ni se le pasa por la cabeza la posible implantación del principio de oportunidad o su mitigación de cualquiera de las maneras posibles. Es perfectamente legítimo lo que dice. Es más: en España es lo que dice la ley. Lo curioso es cómo opera de hecho ese principio en las fiscalías y en los juzgados, incluída la Audiencia Nacional. 

Con algunas personas es admirativo. Según el autor la quintaesencia de lo que debe ser un juez es Gómez de Liaño y de lo que debe ser un Fiscal, Eduardo Fungairiño, que prologa el libro y Dolores Márquez de Prado. 

Con otros es totalmente indulgente. Por ejemplo, con el ex-juez Garzón, respecto del que se perciben roces y tiranteces, pero no hay ninguna crítica. El autor del libro sabrá por qué. También es de una indulgencia que llama la atención con los indultos. No critica ninguno. ¿Y por qué? Porque "son la ley". El indulto es la quintaesencia del principio de oportunidad, pero aplicado, no a la acusación penal, sino a la ejecución penal. Pero como la ley ampara los indultos aun cuando sean exagerados, GORDILLO, que venera la ley, no sus resultados, no critica ninguno. 

Con González es cruel. Del ex-Presidente del Gobierno, no se olvida. No porque le tenga animadversión, que no se percibe, sino por causa de su venerado "principio de legalidad", que es lo que inspira todo el libro. En la página 219 GORDILLO llega a decir, sólo con base en unas declaraciones periodísticas de González, que "las palabras del expresidente del Gobierno explican con toda claridad lo que todos pensábamos desde hacía muchos años, aunque quizás un poco tarde. Ya no existía ninguna duda de quién era el señor X". En mi opinión estas palabras de GORDILLO son la quintaesencia de lo que refleja en su libro: su amargura por no haber podido hacer un uso a palo seco del principio de legalidad. No se olvida tampoco GORDILLO de señalar en la página 217 que "en 1995 el caso [del secuestro de Segundo Marey] pasó al Tribunal Supremo y en noviembre de 1996 la Sala Segunda del Supremo acordaría, por seis votos contra cuatro, no citar como imputado en el proceso a Felipe González". Es eso: que a unos se les procesó y a otros no. Eso es lo que le molesta. De los indultos posteriores a las condenas nada dice. 

No recomiendo la lectura del libro, salvo a quienes tengan interés por la historia del terrorismo en España. Creo que el libro ha tenido sólo una edición en todos estos años y eso sólo puede ser porque no es muy bueno. Pero sí es muy ilustrativo de cómo funciona la Fiscalía, de cómo ha funcionado la Audiencia Nacional durante muchos años, y de qué cabe esperar de la justicia penal. 

Invirtiendo a largo plazo

Me resulta muy difícil hacer una valoración objetiva del libro de Francisco Garcia Paramés "Invirtiendo a largo plazo. Mi experiencia como inversor". Porque es de esos libros que me han gustado muchísimo, y cuando un libro vuestro mucho luego es difícil ser objetivo a la hora de la valoración. Sin embargo, es un buen comienzo y en todo caso un buen indicio.

Se trata de un libro complejo, porque la sencillez de los planteamientos del autor hacer muy difícil elaborar una valoración que pueda dar cuenta del enorme número de cuestiones que surgen de este libro.

En primer lugar es un libro escrito desde un punto de vista existencial. Toda la primera parte, que el autor califica como "la historia", es en realidad "su historia", un conjunto de recuerdos que constituyen las memorias de un inversor, y en cierto sentido las memorias de la vida profesional de Francisco García Paramés.

Esta primera parte, entrañable, da razón de muchas cuestiones que luego van a ser claves en la parte teórica del libro. El autor se refiere a sus orígenes familiares y personales, explicando sus vivencias con mucho sentimiento y en primera persona, y al mismo tiempo haciendo gala, ya desde las primeras páginas, de su mentalidad fuertemente analítica, que no excluye el análisis de su propia persona y de su propia personalidad. Su trayectora profesional es realmente interesante para comprender qué pasó en la Bolsa durante el ciclo inversor que va desde 1991 hasta 2014, porque al hilo de sus vivencias aparece una explicación pormenorizada de los avatares de la bolsa española de valores, y al final también de la internacional.

Y lo que es más importante, al hilo de los recuerdos personales el autor va introduciendo sus opiniones sobre cómo hay que invertir, opiniones que tienen un gran interés para todo aquel que quiera acercarse a los mercados de valores con ánimo de ganar dinero, y no con ánimo de apostar. El autor no separa de su vida personal los consejos a otros inversores, convirtiéndolos en consejos existenciales de un enorme interés.

El autor pasa luego a una explicación sintética de las exposiciones teóricas de la Escuela Austriaca de Economía, que constituyen el aparato teórico que necesita cualquier inversor que quiera comprender las razones últimas de lo que está haciendo. Esta parte es más aburrida pero no por ello prescindible.

También considero muy importante la valoración que hace el autor de los diferentes estilos de gestión, activa y pasiva, y de cuáles son las estrategias que él considera más acertadas para batir a los índices. En algunos casos las explicaciones que da podrían parecer incluso cínicas, pero son tan reales como la vida misma, y se trata de apreciaciones adveradas siempre por datos empíricos que acreditan la fortaleza de sus opiniones. Garcia Paramés se demuestra un teórico no académico uno de esos hombres raros que son genios, capaces de enseñar con sencillez, pero que no se han dedicado a la enseñanza, porque no buscan la brillantez, sino la correcta ejecución de lo que he subido al profesional.

Desde luego, y no me cabe duda de que es la intención última del autor, el libro constituye un fantástico manual sobre qué es lo que hay que hacer a la hora de invertir en bolsa.

Creo que estamos ante un libro imprescindible para aquellos que quieran saber de verdad cómo tienen que sufrir antes de ganar dinero en la bolsa.

Dicho todo esto añadiré que lo que más me ha gustado del libro, con mucha diferencia sobre todo lo demás, ha sido la actitud mental del autor respecto de la necesidad de ser lector habitual para ser buen inversor. La bibliografía citada al final demuestra que estamos ante un lector compulsivo, que además no se detiene a leer lo que todo el mundo ha leído o lo que la masa está empeñada en valorar como bueno, sino que él mismo hace su propia valoración de las lecturas y la ofrece, haciendo notar dónde está la sabiduría y dónde está la basura. Una persona que cita como bibliografía particularmente interesante las cartas anuales de Warren Buffett a sus accionistas y las memorias anuales de Berkshire Hathaway así como las memorias anuales de BMW no puede ser sino un genio.

Es claro que recomiendo la lectura del libro.

Por cierto, el problema que plantea en la página 316 está mal resuelto. La solución correcta no es 0,5 sino 0,05. O sea cinco céntimos, no cincuenta céntimos. Me lo ha resuelto correctamente mi hijo Diego. Yo no terminaba de ver que el error está en el libro. 

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