José Sánchez Guerra, un hombre de honor


Mi interés era casi personal. Mi niñez transcurre durante muchas horas en casa de mi abuela María Matilde de Hoces, cuya mejor amiga era María Sánchez Guerra, hija de José Sánchez Guerra. Yo nunca conocí a José Sánchez Guerra, porque él murió en 1935 y yo nací en 1958. Pero no obstante siempre tuve una enorme curiosidad por su figura, debido al enorme respeto con el que siempre era tratado en casa de mi abuela, a la que se adapte Domingo acudíamos mis hermosos y yo, pero también tía María, pues así la llamábamos siempre, y a veces también tía Emilia y tía Constancia, también hijas de Sánchez Guerra. 

El libro de Miguel Martorell es, creo yo, una perfecta descripción, no sólo de la vida de José Sánchez Guerra, sino de su época. A propósito de la biografía el autor del libro traza una perfecta descripción de los momentos vividos por España durante una vida tan larga. Tanto como la biografía de José Sánchez Guerra, me ha interesado la explicación de Martorell sobre el transcurso de los primeros años políticos del siglo XX español. Una explicación magnífica de las causas por las que España quedó fuera de la Primera Guerra Mundial, de las tensiones internas durante el periodo bélico, del caos de la política en el período posterior a la Primera Guerra Mundial y de la mediocridad española durante el periodo. 

Es muy ilustrativo seguir la biografía de Sánchez Guerra para entender por qué se llega y cómo a la 2 República por causa de la dictadura de Primo de Rivera. Y como se llega a la dictadura de Primo de Rivera por el caos político derivado de la Primera Guerra Mundial. Y como la Primera Guerra Mundial influye en el socialismo naciste, en particular en 1917, no sólo en Rusia, sino en España y en toda Europa. Y cómo se llega a la Gran Guerra a partir del caciquismo internacional. De cómo funcionaba el caciquismo nacional durante el turno de Partidos en la Constitución de 1876, la restauración canovista que creó la co-soberanía entre las Cortes y el Rey, esa que Alfonso XIII el necio no respetó. Y no menos, de cuál era la Prensa de la época. 

Recomiendo la compra y detenida lectura de este libro.
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